"No sé si estudiar pedagogía o medicina, una me gusta y la otra me da más plata". Se me vino el mundo encima.
Aun recuerdo cuando en los últimos días de clases antes de terminar por fin la enseñanza media, discutíamos entre compañeros que sería de nuestro futuro; algunos hablaban de universidades privadas, otros de estatales y siempre había alguno que prefería un instituto profesional. Algunos se apoyaban en que eran de mayor prestigio y otros en que la malla los atraía más. El debate era lógico y aterrizado, también participé de él.
Pero del que nunca participé fue de ese que ponía en la palestra la vocación versus el dinero, pues no está en mi diccionario y no debería estar en el de nadie. Ya sé lo que me dirán: "Hay Daniel que eres grave", y es lo que siempre me dicen, pues parece que definitivamente soy de otro planeta o de alguna raza superior.
Cuando a un costado de todas esas conversaciones escuché "No sé si estudiar pedagogía o medicina, una me gusta y la otra me da más plata". Se me vino el mundo encima. Es que no logro concebir la idea de dejar de lado tu vocación, término que se define como el deseo de emprender una carrera, profesión o cualquier otra actividad cuando todavía no se han adquirido todas las aptitudes o conocimientos necesarios, por tener un poco más de dinero. Es Absurdo.
Hoy la Vocación se le atribuye sólo a quienes pertenecen al cuerpo de bomberos, que cabe mencionar que ya es hora de que reciban un sueldo pagado por Estado, o a quienes decidan optar por una vida apegada a la religión.
¿Quién tiene la culpa? la mayor parte del tiempo, por no decir siempre, son los padres, quienes a través de sus hijos intentan realizar los sueños frustrados de su juventud que al mismo tiempo, fueron frustrados por sus padres. Es un ciclo.
Conozco muy de cerca el caso de una amiga a quien su padre le regaló una calculadora científica con el fin de que ella estudiara algún tipo de ingeniería para así poder asegurar su estabilidad económica en el futuro. Ella optó por educación diferencial, tuvo la suerte de que sus padres la apoyaran, de lo contrario pasaría a ser una más de los profesionales mediocres que hay dando vueltas por este país.
¿Qué tiene de malo elegir la carrera que te darás más beneficios económicos? No mucho, pero tampoco tanto, es decir; tendrás más dinero, te aburrirás luego con lo que haces, vivirás siempre estancado sin ganas de hacer cosas nuevas y probablemente llegará un momento en tu vida en que te arrepentirás y caerás en depresión, pero es sólo eso. Claro que mientras te alcance para un Porsche, la consola de última generación, un teléfono celular que es más computador y cámara que teléfono en sí mismo y una casa lejos del mundo (y así es como terminarás) da igual, tu felicidad está comprada, olvídate de tu jubilación y haz que tus hijos sigan tu camino, total... es sólo una cosa llamada vocación y probablemente el próximo año la saquen del diccionario.
Por
Daniel Tapia
@DTapiav
contacto@elhuevorevuelto.com
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